miércoles, 28 de enero de 2015

INÉS LUNA TERRERO... EL ÁLBUM DE SU VIDA

Inés Luna Terrero (2 de Julio de 1885 / 8 de Febrero de 1953), retratada como una interesante y original mujer del modernismo español, contó con una apasionante y azarosa vida que llegó a convertirla en una leyenda viva. Adorada por muchos y desprestigiada por otros tantos, no dejó indiferente a nadie.
          
Nacida en Bagneres de Luchon (Francia) el 2 de Julio de 1885, como hija única heredaría de sus padres D. Carlos Luna Beovide y Dña. Inés Terrero un ingente patrimonio, con propiedades por toda la provincia de Salamanca, en su capital, así como en Valladolid y Madrid.
          
Estableció su residencia en la finca El Cuartón (Traguntía), lo que supuso un choque frontal con las costumbres de la época, y más si cabe con la comarca de Vitigudino. La propia casa era un vivo reflejo de su existencia burguesa y por qué no decirlo, extravagante. Rodeada de jardines, esculturas de mármol, piscina, estancias de suntuosas telas y alfombras de pieles exóticas, rezumaba una modernidad a la que no estaba acostumbrada aquella Salamanca provinciana. Quizá por ello su relación con la sociedad salmantina fue escasa, haciendo de Madrid y de su residencia en la calle Zurbano el centro de su vida social, siempre acompañada de su inseparable miss inglesa, la señorita Max.
          
Viajera impenitente, alternó su vida en la finca con frecuentes viajes a Francia, Inglaterra e Italia, así como con otros por España, Centroeuropa o destinos más exóticos, como Túnez o Argelia. Hablaba siete idiomas, gustaba de las fiestas, de los coches, vestir con pantalón y fumar tabaco, si bien su auténtica pasión eran sus fincas. Huelmo y Gomeciego, Carrascalejo y Alcornocal, y por supuesto, El Cuartón, donde su gobierno y administración la mantenían ocupada buena parte del tiempo.


De su vida sentimental los rumores fueron, e incluso hoy en día son, infinitos, las certezas, muy escasas. Pretendientes los tuvo, pero quizás ninguno como D. Gonzalo de Aguilera Munro, noble de carrera militar. Romances también, como el mantenido durante dos largos años con Miguel Primo de Rivera. Pero amores quizá uno, inconfesable para la época.
          
Una fatal enfermedad arrebataría su vida en Barcelona en 1953. Sin testamento ni herederos directos el Estado se hizo cargo de sus bienes creándose con parte de ellos una Fundación Benéfica que lleva su nombre. Sería la propia Fundación la que años más tarde trasladaría sus restos a la Capilla del Pilar de Vitigudino, donde descansan.
          
Inés Luna Terrero, el álbum de su vida, es un recorrido por los años centrales de su existencia. Cuarenta fotografías extraídas de su álbum de fotos, compuesto personalmente por ella, y que retrata su vida, la cotidiana y la que no, sus aficiones y sus pasiones, pero sobre todo el amor por el campo charro.
          
(El álbum forma parte del Archivo Familiar Luna Terrero, depositado en el Archivo Histórico Provincial de Salamanca por voluntad de la Fundación Inés Luna Terrero).

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