miércoles, 22 de abril de 2009

EL CUENTO DE LA RANA APLASTADA

Un niño de unos 13 años va por la calle arrastrando de una cuerda a una rana aplastada. Llega a uno de esos locales de mala reputación que tienen una luz roja en la entrada y llama a la puerta. La vieja portera abre y al verlo se sorprende.
    
Éste le dice que quiere hacerlo con una de las chicas y le muestra un fajo de dólares. La vieja mira el dinero, acepta y le invita a elegir entre las chicas la que más le guste. El niño pregunta si alguna de ellas tiene alguna enfermedad, por supuesto la vieja responde que no.
    
Pero él había oído a los hombres del pueblo decir que habían tenido que ir al hospital a recibir tratamiento después de haberlo hecho con María y esa era la chica que quería. Visto que el niño estaba tan decidido y tenía dinero, la vieja le dice que María está en el primer piso. Sube la escalera arrastrando la rana aplastada. A los diez minutos baja arrastrando la rana, le paga a la vieja y al dirigirse hacia la salida, ésta le pregunta por qué eligió a la que estaba enferma.
    
El niño responde: Bueno, esta noche cuando llegue a casa, mis padres van a salir a cenar y me van a dejar con la niñera. Cuando se hayan ido lo voy a hacer con la niñera que le gustan mucho los jovencitos y ella se contagiará con la enfermedad que yo acabo de agarrar. Cuando vuelvan mis padres, papá llevará a la niñera a su casa y en el camino lo hará con ella y se contagiará la enfermedad. Cuando papá vuelva de llevar a la niñera, él y mamá se acostarán, lo harán y ella también se contagiará. Por la mañana cuando papá se vaya al trabajo, el cartero traerá el correo y se echará un rapidín con mamá y también lo contagiará y ESE, ¡ESE es el hijo de puta al que quiero joder porque atropelló a mi rana!
    

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